jueves, 29 de octubre de 2009

DIA DE VISITAS EN COLOPO


Para empezar  con este relato es necesario ubicar a nuestros lectores geográficamente  para que se hagan una pequeña idea de lo difícil  pero al mismo tiempo lo maravilloso que resulta para un cogestor realizar el acompañamiento familiar   a los habitantes de  la vereda Colopo ubicada  a 2 horas del perímetro urbano de Dolores con una vía hasta hace un mes intransitable pero en la actualidad  se logra llegar en vehículo hasta la vereda.

 
La majestuosidad de sus montañas refleja la labor y el compromiso de las cogestoras, pues por estas tierras  solo es posible transitar  con el acompañamiento de un guía y el primer lugar  se lo lleva “Crisanto” un adulto mayor  que conoce todos los caminos, filos, montañas y la forma más “fácil” de llegar a cada familia y que además siempre ha tenido la buena disposición de acompañarnos  a hacer estos  temerosos recorridos.

 
De todas maneras la clave para resistir  a estas jornadas es pensar que se está  llegando a familias verdaderamente vulnerables  que no son Nivel uno del Sisben, realmente en esta vereda  existe un estrato “-5” para todas las familias pues empecemos: No hay energía eléctrica, no tienen acueducto, no hay sanitarios, los ingresos son mínimos, el nivel de escolaridad es bajo, las viviendas son pequeñas para familias muy numerosas y están ubicadas muy distantes la una de la otra, sin embargo sobresale  la buena comunicación entre sus habitantes a pesar de las distancias  y también  la  colaboración de las familias para con las cogestoras, es el caso de Don Uriel, un  beneficiario de la Estrategia a quien visite en días pasados  y quien me prestó su mula para hacer uno  de los recorridos de aproximadamente 4 horas  para llegar a la vivienda.

 
 
Este día para las cogestoras  empezó a las 4 de la mañana, hora de salida de Dolores, llegando a  Colopo cada una  tomamos caminos diferentes pues las familias a visitar  están ubicadas por  diferente  ruta,  a eso de la 1 de la tarde llegamos al punto de encuentro donde muy amablemente  no ofrecieron un delicioso almuerzo y socializamos la experiencia que para algunas compañeras fue un poco menos exitosa  ya que las familias no se encontraban en las viviendas y en pocas palabras se “perdió el viaje”.


 

Se retomó el camino programando el viaje  nuevamente para realizar la segunda sesión  de línea base convencidas que no es una tarea fácil  pero que  la  debemos  realizar.


Llegamos  a la cabecera Municipal  a las 8:30 de la noche, verdaderamente  agotadas pero convencidas  de que estamos haciendo una labor  maravillosa, ya que las familias se sienten muy agradadas con la presencia de  un cogestor de JUNTOS en su vivienda y con toda la vivencia  que difícilmente se olvida.

NIDIA HERNANDEZ GALEANO
CGS-DOLORES MCR-086.

 





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