Para empezar con este relato es necesario ubicar a nuestros lectores geográficamente para que se hagan una pequeña idea de lo difícil pero al mismo tiempo lo maravilloso que resulta para un cogestor realizar el acompañamiento familiar a los habitantes de la vereda Colopo ubicada a 2 horas del perímetro urbano de Dolores con una vía hasta hace un mes intransitable pero en la actualidad se logra llegar en vehículo hasta la vereda.
La majestuosidad de sus montañas refleja la labor y el compromiso de las cogestoras, pues por estas tierras solo es posible transitar con el acompañamiento de un guía y el primer lugar se lo lleva “Crisanto” un adulto mayor que conoce todos los caminos, filos, montañas y la forma más “fácil” de llegar a cada familia y que además siempre ha tenido la buena disposición de acompañarnos a hacer estos temerosos recorridos.
De todas maneras la clave para resistir a estas jornadas es pensar que se está llegando a familias verdaderamente vulnerables que no son Nivel uno del Sisben, realmente en esta vereda existe un estrato “-5” para todas las familias pues empecemos: No hay energía eléctrica, no tienen acueducto, no hay sanitarios, los ingresos son mínimos, el nivel de escolaridad es bajo, las viviendas son pequeñas para familias muy numerosas y están ubicadas muy distantes la una de la otra, sin embargo sobresale la buena comunicación entre sus habitantes a pesar de las distancias y también la colaboración de las familias para con las cogestoras, es el caso de Don Uriel, un beneficiario de la Estrategia a quien visite en días pasados y quien me prestó su mula para hacer uno de los recorridos de aproximadamente 4 horas para llegar a la vivienda.
Este día para las cogestoras empezó a las 4 de la mañana, hora de salida de Dolores, llegando a Colopo cada una tomamos caminos diferentes pues las familias a visitar están ubicadas por diferente ruta, a eso de la 1 de la tarde llegamos al punto de encuentro donde muy amablemente no ofrecieron un delicioso almuerzo y socializamos la experiencia que para algunas compañeras fue un poco menos exitosa ya que las familias no se encontraban en las viviendas y en pocas palabras se “perdió el viaje”.
Se retomó el camino programando el viaje nuevamente para realizar la segunda sesión de línea base convencidas que no es una tarea fácil pero que la debemos realizar.
Llegamos a la cabecera Municipal a las 8:30 de la noche, verdaderamente agotadas pero convencidas de que estamos haciendo una labor maravillosa, ya que las familias se sienten muy agradadas con la presencia de un cogestor de JUNTOS en su vivienda y con toda la vivencia que difícilmente se olvida.
NIDIA HERNANDEZ GALEANO
CGS-DOLORES MCR-086.
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